Los orígenes de la vida en la zona se remontan a hace más de 9.000 años. Su importancia sin embargo es más reciente. Desde los siglos VIII al XIII, el río Nevá proporcionó una vía fluvial desde Escandinavia al Imperio Bizantino. En el siglo XVII la zona pertenecía a Suecia, que había ganado guerras importantes contra Rusia. Sin embargo, todo eso cambiaría en el siglo siguiente.
Como resultado de la Gran Guerra del Norte de 1700-1721, el valle del río Nevá se convirtió en parte del Imperio ruso. El 16 de mayo de 1703, la ciudad de San Petersburgo se fundó en la desembocadura del río y se convirtió en capital de Rusia en 1712.
Se trata de un río navegable, especialmente a su paso por la gran urbe. Además, provee de agua potable a la ciudad y a sus suburbios. Uno de sus atractivos turísticos son los puentes que atraviesan el caudal. El ancho del río, de hasta un kilómetro en algunos puntos, es salvado de manera magistral por estas estructuras. Hablamos, así del Puente Blagoveshchenskiy o del Puente Dvortsovyy.
Otro de los atractivos gusta mucho más a los turistas. Y es que los ríos y canales de esa zona de San Petersburgo ofrecen tours y excursiones por barco. La mayoría de ellos duran entre una hora y una hora y media desde 600 rublos. Hacen las delicias de los que se montan en los mismos pues visitan la ciudad de otra forma. Es posible recorrer el río Moika o el río Fontanka disfrutando de las vistas del casco histórico.